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Salud física y mental en el trabajo remoto

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El trabajo remoto puede ser exitoso y productivo si se gestiona de forma adecuada. Para muchos de nosotros, trabajar a distancia significa estar fuera de nuestra zona de confort, pero con el enfoque adecuado, este nuevo modelo de desempeño puede resultar tanto revitalizante como atractivo.

El trabajo ya estaba cambiando a gran velocidad antes incluso de la pandemia del coronavirus. Sin embargo, la llegada de esta ha acelerado todavía más el proceso de cambio, obligando a muchas empresas a recurrir al Plan B: el trabajo remoto.

El venerado ente “horario fijo en puesto fijo” ha sido desafiado hasta su propia concepción, pero un cambio de paradigma tan repentino como el actual no está exento de desafíos. Y no, el trabajo a distancia no es la excepción.

Una conmoción para el sistema

La idea de trabajar desde casa más de uno o dos días seguidos es completamente desconocida para muchos trabajadores, y el reciente punto de inflexión del panorama laboral podría, aunque de forma heterogénea, conllevar importantes efectos perjudiciales en la salud mental de los empleados.

El trabajo remoto puede afectar la salud mental, especialmente para quienes dependen de la interacción social en la oficina. Según Forbes, el cambio forzado por la pandemia pudo causar un leve deterioro mental. Un informe de 2019 señala que el 22% de los empleados sufren por la dificultad de desconectarse y el 19% por la soledad. Aunque la transición al teletrabajo implica ensayo y error, existen estrategias para proteger el bienestar de los empleados.

Fijar una base sólida: la salud física

La salud física influye directamente en el bienestar mental. Una buena alimentación y ejercicio regular mejoran el estado de ánimo y la concentración. Quienes trabajan desde casa deben evitar la comida chatarra y realizar al menos 20-30 minutos de ejercicio diario. Además, dormir entre siete y nueve horas es clave para la productividad y la salud. Para un mejor descanso, es recomendable reducir el uso de pantallas antes de dormir y optar por la lectura.

Por eso es importante que aquellos que trabajan desde casa eviten tanto la tentación de la “comida entre horas”, como la ingesta de comida chatarra. La subida de azúcar en sangre que produce este tipo de alimentos tiene un impacto negativo directo sobre los niveles de concentración a lo largo de la jornada laboral.

Paralelamente, los adultos necesitan entre siete y nueve horas de sueño para descansar bien y poder rendir de forma óptima al día siguiente. Un reposo inferior -o notablemente superior- a estas recomendaciones, puede suponer una caída en la productividad, y un aumento en la incidencia de problemas de salud física y mental. Para logarlo es importante, antes de acostarse, evitar exponerse a la pantalla del teléfono, y optar por la lectura.

Mantener una rutina y permanecer disponible

No dejes que el trabajo remoto modifique tus hábitos. Si acostumbras a levantarte a las 07:00 de la mañana, tomarte un café mientras ves las noticias, o salir a correr, por ejemplo, todos los miércoles por la noche, continúa haciéndolo.

Es crucial que los trabajadores mantengan su rutina a pesar de estar todo el día en sus casas; desde las costumbres matinales hasta el uso del tiempo libre. Conservar la estructura es sumamente importante para poder cultivar altos niveles de agudez y reacción durante la jornada laboral.

E igual de imperativo es el cuidado de las relaciones interpersonales, de la comunicación entre compañeros y gerentes. ¿Por qué no organizar una llamada grupal rápida para hacer status mientras se bebe café? Un descanso así puede resultar clave para los empleados que están acostumbrados a su coffee break de las 10:30.
Mantener el contacto con los compañeros contribuye, de alguna forma, a cultivar ese sentimiento de pertenencia tan importante para la unidad, y supone una buena herramienta de descanso.

felicidad en trabajo remoto

Desconectar

Como bien señala The New York Post, con base a un estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Keio en Tokio, y por otras instituciones técnicas, el 35% de los empleados que trabajan remotamente aseguran sufrir un deterioro de la salud mental como resultado del confinamiento.

El informe arroja hechos sorprendentes: el 41,3% de los encuestados confesaron tener problemas a la hora de separar vida laboral y vida privada, el 39,9% apuntaron a falta de ejercicio diario, y el 39,7% expusieron trabas en términos de comunicación con sus compañeros.

Es habitual sentir la necesidad de conexión permanente con el equipo de trabajo cuando se opera desde casa. Ahora bien, el mencionado trabajo remoto no debería condicionar la eficiencia, ni llevarnos hacia malos hábitos, empleando frases cortantes como “miraré el informe después de cenar”.

De acuerdo con una monografía de la empresa de servicios cloud, Digital Ocean, publicada en 2019, el 82% de los empleados especializados en campos tecnológicos de Estados Unidos se sienten saturados, mientras que el 52% confiesan trabajar más horas en casa de las que lo hacían en la oficina, y el 40% sienten la necesidad de contribuir más que los compañeros que acuden físicamente a sus puestos.

Resulta evidente la importancia de hacer hincapié en la necesidad de mantener el volumen de trabajo para aquellos que operan de forma doméstica; no pueden acabar prisioneros de su propio trabajo. Mantener una vida social activa sigue siendo tan valioso como lo era antes.

Por un futuro saludable

Las variables que seguirán las empresas para medir la eficacia del trabajo remoto serán, lógicamente, la eficiencia y la productividad. Pero no se pueden dejar de lado otros factores igual de importantes: la moral y el bienestar de los empleados.

Y es que, la calidad de los resultados se verá afectada si el equipo no es capaz de mantener un equilibrio sano entre trabajo y vida personal. Y no solo eso.
Forbes revela que “el 89% de los empleados de empresas que respaldan iniciativas de bienestar, tienen más probabilidades de recomendar su organización como un ‘buen lugar de trabajo’”.

Asumiendo la enorme proporción de nuestras vidas que pasamos trabajando, nunca había sido mayor la responsabilidad de las empresas a la hora de promover el bienestar de forma activa.


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Calidad del sueño

Calidad del sueño y su impacto en la productividad

Mente, caludad sueño

¿Alguna vez te has sentido menos productivo? ¿El sueño de calidad realmente aumenta la productividad?

Es esencial reconocer la importancia de un descanso adecuado para el bienestar mental. Sin embargo, existe una relación directa entre la falta de sueño y el aumento de la carga de trabajo: solemos dormir menos porque trabajamos más, lo cual afecta nuestra productividad. Esto se debe a que el cuerpo humano necesita descansar para funcionar de manera óptima. En este artículo, explicaremos la importancia del sueño de calidad como parte fundamental del bienestar integral.

El impacto del sueño en el cerebro

Dormir es un proceso vital para la salud del cerebro. Durante el sueño, el cerebro realiza funciones cruciales, como consolidar recuerdos y reparar células dañadas (Walker, 2017). La investigación ha demostrado que un sueño adecuado es esencial para el funcionamiento cognitivo y el bienestar físico (Hirshkowitz et al., 2015).

El sueño es un estado fisiológico de reposo que ayuda a recuperar la energía gastada durante el día. No descansar de manera adecuada puede causar problemas físicos y mentales graves que afectan nuestro bienestar integral (Roth, 2007). La calidad del sueño, más allá de la cantidad de horas, es fundamental. Durante el descanso, el cerebro procesa lo aprendido y las experiencias del día, lo cual facilita el aprendizaje y la toma de decisiones (Diekelmann & Born, 2010).

El ritmo acelerado de la vida moderna, combinado con la falta de descanso, afecta nuestras capacidades cognitivas, como la concentración, lo que puede reducir considerablemente el rendimiento en el trabajo. Sin concentración, la productividad se ve severamente afectada.

Por lo tanto, un buen descanso no solo es importante para mantenernos alerta, sino también para recuperar nuestra energía, mejorar la memoria y optimizar nuestras habilidades cognitivas. Así, cuando descansamos bien, nos despertamos renovados, listos para enfrentar nuestras tareas diarias con mayor productividad.

Factores que impactan la productividad

Un sueño de baja calidad o insuficiente afecta directamente la productividad. A continuación, se describen algunas de las principales consecuencias:

  • Estado de ánimo: La falta de sueño puede generar irritabilidad, estrés y fatiga. Estos efectos alteran nuestro estado emocional, lo que afecta las interacciones laborales y la capacidad para trabajar en equipo (Dinges & Kribbs, 1991). Un estado de ánimo negativo puede reducir significativamente la efectividad de nuestras relaciones laborales y, por ende, nuestra productividad. 
  • Atención y memoria: El sueño insuficiente afecta la memoria y la atención, habilidades esenciales para cualquier actividad laboral. Un estudio realizado por Yoo et al. (2007) demostró que la privación de sueño disminuye la actividad cerebral en áreas clave de la memoria a corto plazo. Esto puede traducirse en errores o lapsos de concentración en el trabajo.
  • Toma de decisiones: El cansancio mental y la falta de descanso dificultan la capacidad de tomar decisiones claras y efectivas. Durante el sueño, el cerebro organiza y procesa la información recibida durante el día, lo que nos permite tomar decisiones más informadas y acertadas (Harrison & Horne, 2000).
  • Estrés laboral: El estrés generado por la falta de sueño es uno de los factores más comunes en el entorno laboral. La privación de sueño aumenta los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que puede provocar fatiga crónica y desgaste emocional (Meerlo et al., 2008). Un ciclo de estrés constante puede reducir nuestra capacidad para manejar las exigencias del trabajo y mantener una buena salud mental.
Hombre con mal sueño

Consejos para mejorar la calidad del sueño

Para mejorar la calidad del sueño y aumentar la productividad, es fundamental adoptar hábitos saludables. A continuación, algunos consejos prácticos:

  1. Evitar cafeína y alcohol antes de dormir: Estas sustancias pueden interferir con el ciclo del sueño, dificultando un descanso reparador (Roehrs & Roth, 2001).
  2. Limitar el uso de dispositivos electrónicos: Las pantallas emiten luz azul, lo que afecta la producción de melatonina, una hormona esencial para el sueño (Harvard Health Publishing, 2020).
  3. Practicar meditación o ejercicio físico: Estas actividades favorecen la relajación y mejoran la calidad del sueño (Chtourou & Souissi, 2012).
  4. Establecer una rutina nocturna: Acostarse a la misma hora cada noche ayuda a regular el reloj biológico y mejora la calidad del descanso (Hirshkowitz et al., 2015).
  5. Reducir ruidos y luces intensas: Crear un ambiente propicio para dormir, libre de distracciones, contribuye a un descanso más profundo y reparador.

Conclusión

La calidad del sueño es clave para mantener una alta productividad y un bienestar integral. Dormir no solo nos ayuda a recuperar energía física, sino también a procesar información y mantener un estado emocional equilibrado. La falta de descanso afecta tanto nuestras habilidades cognitivas como nuestro bienestar emocional, lo que reduce nuestra capacidad para tomar decisiones y mantener un rendimiento óptimo en el trabajo.

Adoptar hábitos saludables para mejorar la calidad del sueño puede marcar una gran diferencia en nuestra vida diaria, favoreciendo un mejor rendimiento laboral, un estado de ánimo positivo y una mayor satisfacción general.

Preguntas Frecuentes (FAQ)

  1. ¿Cuántas horas de descanso se recomiendan?
    La cantidad de horas de sueño varía según la edad y las necesidades individuales, pero en general, se recomienda entre 7 y 9 horas para los adultos. Sin embargo, la calidad del sueño es tan importante como la cantidad de horas de descanso, por lo que es fundamental asegurarse de que el descanso sea reparador.
  2. ¿Cómo puedo saber si tengo un sueño de calidad?
    Si te despiertas sintiéndote descansado y renovado, es probable que hayas tenido un buen descanso. Si te sientes cansado o con dificultades para concentrarte durante el día, puede ser una señal de que tu sueño no está siendo reparador.
  3. ¿El estrés afecta mi sueño?
    Sí, el estrés tiene un impacto negativo. El cortisol, la hormona del estrés, puede dificultar que te duermas. La práctica de técnicas de relajación como la meditación puede ser útil para reducir el estrés y mejorar el sueño y el descanso.
  4. ¿Puedo mejorar mi productividad solo con dormir más horas?
    No, la calidad del sueño es esencial. Dormir más horas no garantiza una mayor productividad si el sueño no es reparador. Es importante mantener hábitos que favorezcan el descanso.
  5. ¿Es útil el uso de aplicaciones para mejorar el sueño?
    Sí, muchas personas encuentran útil el uso de aplicaciones para monitorear el sueño, generar hábitos saludables o crear un ambiente relajante (como sonidos de lluvia o música suave). Estas herramientas pueden ayudar a crear un entorno más propicio para descansar mejor.

Referencias

Chtourou, H., & Souissi, N. (2012). The impact of sleep deprivation on the performance of athletes. Journal of Sports Sciences, 30(7), 663-674.

Diekelmann, S., & Born, J. (2010). The memory function of sleep. Nature Reviews Neuroscience, 11(2), 114-126.

Dinges, D. F., & Kribbs, N. B. (1991). Performing while sleepy: Effects of experimentally induced sleepiness. Sleep and Sleep Disorders, 14(3), 295-300.

Harrison, Y., & Horne, J. A. (2000). The impact of sleep deprivation on decision making: A review. Journal of Experimental Psychology: Applied, 6(3), 199-213.

Harvard Health Publishing. (2020). Blue light has a dark side. Harvard Health Blog.

Hirshkowitz, M., Whiton, K., Albert, S. M., et al. (2015). National Sleep Foundation’s sleep time duration recommendations: Methodology and results summary. Sleep Health, 1(1), 40-43.

Meerlo, P., Overeem, S., & Van den Hoofdakker, R. H. (2008). The molecular basis of sleep and circadian rhythm regulation. The Lancet, 371(9613), 852-863.

Roth, T. (2007). Sleep and sleep disorders. The American Journal of Medicine, 120(3), 154-161.

Roehrs, T., & Roth, T. (2001). Sleep, sleepiness, and alcohol use. Sleep Medicine Reviews, 5(5), 287-297.

Walker, M. (2017). Why We Sleep: Unlocking the Power of Sleep and Dreams. Scribner.

Yoo, S. S., Hu, P., Jolesz, F. A., & Walker, M. P. (2007). A deficit in the ability to form new human memories without sleep. Nature Neuroscience, 10(3), 385-392.


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